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Mostrando entradas de enero, 2011

Soluciones simples para problemas complejos

Venezuela: la vía modernorum Teorizar sobre las causas de por qué somos como somos, y por qué estamos como estamos, resulta inútil y vano. Las causas, en gran parte, son remotas, incomprensibles e inabordables; y por ende es un derroche de talento y de esfuerzos que no conduce a nada. Lo que sí debemos abordar son los efectos de nuestra historia nacional. Entre ellos surgen dos que se correlacionan, se complementan y se corresponden como las dos mitades del yin y yang. Por un costado, nuestra economía, púber e inmersa en un marasmo atroz; depende de un solo producto que ha servido, entre otras cosas, para comprar conciencias y corromper voluntades. Por el otro, un país patas arriba, donde el noventa por cien de la población vive hacinado donde debería vivir apenas un decimo. Ambas circunstancias crean un tejido social orlado por el desempleo, la delincuencia, la emigración como alternativa de vida, el abandono de la producción agrícola y pecuaria y por ende, la inseguridad agroalimen

Adriana Azzi y la predicción evidente

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Acabo de leer las predicciones de la astrologa Adriana Azzi para Venezuela durante el año 2011. Antes de compartir mi percepción del asunto pido perdón de antemano a los creyentes, pues la forma en que me expreso al respecto es soez, irónica y en cierta forma insultante. Poseen toda libertad de no leerlo. Confieso que dieron conmigo por azar y que los leí por mera curiosidad y con una predisposición de burla. Llegaron a mí como llegan todas esas cadenas de literatura mediocre, mensajes de auto ayuda y cursilerías cristinas; mensajes con citas de Paulo Coelho con fondo de fotos de gatitos o mensajes con fotos de santos y citas de la biblia, y en los que al final te amenazan con cosas terribles si no los reenvías. Yo, que me declaro profundamente ateo, al punto de no creer ni en mi propia sombra, considero todo tipo de predicción, adivinación o revelación celestial es banal, ridícula y hasta inocente. Realmente lamento que esa necesidad natural de creer que tiene el hombre, y que yo no