Venezuela Libertaria

La sociedad es una manifestación colectiva de la propia naturaleza espiritual del ser humano; ella es a nuestra imagen y semejanza. Para entender la naturaleza de la Sociedad de Justicia, debemos entender que es la Justicia Espiritual. La Justicia como virtud del espíritu humano es la armonía del alma en todas las facetas y formas en que ésta pueda manifestarse. Las Justicia es el correcto orden y sinfonía de las voces del alma que cantan para el Creador; es la proporción equilibrada de las virtudes y los dones del hombre y solo cuando la alcanzamos podemos encontrar la felicidad en nuestro corazón. Por eso la Sociedad de Justicia es aquella donde la armonía entre los hombres se manifiesta en que cada quien vive de acuerdo a la esencia que enciende la llama de su ser. Una sociedad de igualdad de oportunidades para que cada quien luche por la felicidad de acuerdo a lo que en su alma entiende de ella; y así, donde reina el orden y la equidad, siempre habrá suelo fértil para

La Cultura Organizacional “CO”; definida como “valores, principios, tradiciones y formas de hacer las cosas que influyen en el comportamiento de los miembros de una organización” es un concepto de poderosísimas implicaciones pues determina el éxito o el fracaso. ¿Los países tienen “CO”? Por supuesto. En nuestro caso escuchamos ejemplos de nuestra particular forma de ser. Hay quienes afirman que nuestra cultura es la de la viveza, el conformismo, etc. ¡Yo no lo creo! La “CO” está relacionada al Entorno, es decir, las condiciones externas a la que está sujeta una organización. Veamos entonces: a propósito del desabastecimiento de leche surgen quienes la revenden a precios exorbitantes. Esto es un efecto del entorno que sobrepasa la cultura del individuo; si esta circunstancia no existiese nadie revendería leche. Si esto ocurriese en Suiza, ¿qué cree usted que ellos harían? Lo anterior no justifica lo que sucede en Venezuela, pero quiero defender un punto: esa capacidad nuestra p

La acción humana es todo comportamiento deliberado que busca un objetivo; el cual es el primer elemento y es aquello que el actor se propone obtener con su acción. El segundo elemento es el valor, el cual es la apreciación síquica, mas o menos intensa, que el actor da a su fin. El valor es completamente subjetivo y dependerá de las circunstancias físicas, sicológicas y espirituales del actor en un momento determinado. El tercer elemento es el medio: aquellas cosas que el actor cree que le pueden permitir lograr el objetivo propuesto. El cuarto elemento es la utilidad, la cual es la apreciación síquica que el actor otorga al medio. Es un concepto similar al valor pero difiere en que la utilidad depende del valor; pues mientras más valioso sea un objetivo, mayor utilidad tendrá el medio a emplear para lograrlo. El quinto elemento es la escasez, la cual es la indisponibilidad de los medios; es decir: las cosas son finitas y en la media que se consuman se harán escasas. El sex

"El Tiempo de Dios es perfecto", refrán que se usa con frecuencia, pero su tiempo no es el de los hombres. El de Dios es un tiempo cronológico que solemos representar de forma análoga con el movimiento de las cosas; de allí los relojes analógicos. Pero el tiempo del hombre es el de la acción, es decir, aquel que percibimos por las acciones que realizamos en la vida. Durante la infancia, la vida era lenta y simple, pero una vez que somos adultos pareciera que "los años pasan volando", otro refrán común. Esto es debido al dinamismo de las acciones que debemos realizar, que hace que las 24 horas del día nos resulten insuficientes. Por eso percibimos que nuestro tiempo humano avanza tan deprisa. El caso contrario sería que no actuásemos en absoluto; entonces el tiempo se detendría por completo. Imagínese ciego, sordo, mudo y además paralítico, ¿cómo podría percibir la evolución del tiempo? Simplemente no podría. El tiempo cronológico de Dios seguiría avan