El Tiempo Perfecto de Dios


"El Tiempo de Dios es perfecto", refrán que se usa con frecuencia, pero su tiempo no es el de los hombres. El de Dios es un tiempo cronológico que solemos representar de forma análoga con el movimiento de las cosas; de allí los relojes analógicos. Pero el tiempo del hombre es el de la acción, es decir, aquel que percibimos por las acciones que realizamos en la vida. Durante la infancia, la vida era lenta y simple, pero una vez que somos adultos pareciera que "los años pasan volando", otro refrán común.

Esto es debido al dinamismo de las acciones que debemos realizar, que hace que las 24 horas del día nos resulten insuficientes. Por eso percibimos que nuestro tiempo humano avanza tan deprisa. El caso contrario sería que no actuásemos en absoluto; entonces el tiempo se detendría por completo. Imagínese ciego, sordo, mudo y además paralítico, ¿cómo podría percibir la evolución del tiempo? Simplemente no podría. El tiempo cronológico de Dios seguiría avanzando mientras que su tiempo humano se habría detenido.

Esto nos deja ante la reflexión de que si queremos que nuestra vida evolucione, la única forma de lograrlo es dejando a un lado la pasividad y actuando. De hecho, nuestra capacidad para actuar es el don principal que nos otorgó Dios para ser amos de la tierra. La Acción Humana, que tiene como objetivo descubrir y crear, es lo que nos diferencia del resto de especies animales y vegetales, minerales y elementos de nuestro planeta; y mientras el perro tiene cinco mil años haciendo lo que hacen los perros -ladrando y rascándose las pulgas- los humanos hemos evolucionado desde las cavernas hasta colocar un hombre en la Luna y haber creado la internet.


Cuando aceptamos la existencia de Dios como creador de todas las cosas, lo aceptamos como creador de nuestros dones y hacer uso de ellos es cumplir con sus designios. Jesucristo en el sermón de la montaña decía a sus discípulos: "ustedes son la sal de la tierra, pero si la sal pierde su sabor, ¿con qué se la volverá a salar?". Es decir, existe una esencia por la que somos hombres y si hacemos caso omiso de ella desperdiciamos la vida de forma irrecuperable. Aceptar el designio de Dios es actuar haciendo uso de todos los dones que Él nos concedió, precisamente para descubrir y crear.


Que el Tiempo de Dios sea perfecto no significa que debamos permanecer de brazos cruzados esperando a que Él actúe por nosotros; sino que nos ha otorgado los dones en el momento oportuno para que con nuestra acción logremos los propósitos que nos planteamos. De ahí que nos dijo "ayúdate que yo te ayudaré".

Pedro León.
VISIONARIOS
Escuela de Políticos
visionariosvenezuela@gmail.com





Comentarios

  1. para mi significa que lo que le pedimos a Dios el nos lo otorga si es para nuestra felicidad, si lo que le pedimos no nos conviene o va a ser perjudicial en nuestra vida el sabiamente nos da mas tiempo para pensarlo mejor o para que algo mucho mejor que lo que hemos pedido llegue a nuestras vidas si nos va a dar esa felicidad . por eso el tiempo de Dios es perfecto.hay que tener fe y confianza en el ,solo el pone y quita reyes.

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